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jueves, 28 de abril de 2016

El primer rayo de luz.

En la cocina la cafetera está silbando.
El agua se empeña en cumplir su deseo de convertirse en nube. 
Una enramada de poto tararea apasionadamente
sobre el lateral del frigorífico. 
En la mesa del comedor, al lado de un par de libros,
hay dos tazas en línea y, en el centro,
un frutero del que brotan manzanas.
En el tocadiscos suena un nocturno de Chopin.
El primer rayo de luz alarga su brazo hasta la nuca del caballete, que reclina el lienzo sobre nosotros.
Canet.

Sin título 88


Tus botas de niña que llega tarde a la escuela
te distancian del beso de la mañana que acabamos de regalarnos
como víveres para el resto del día.
Veo mecerse casi al final de la calle tu chaqueta de color aceituna 
diciéndome hasta pronto con ansiedad de andén ferroviario.
Hasta luego, le contesto con los párpados, y la mano se levanta para moverse a su compás.
Puedo sentir la oscilación de tus pendientes del museo del oro,
devotos centinelas de la imagen arcana.
Y ahora que me fijo
tan solo me queda un poco de arrebol de tus labios
sobre el cuadro que todavía no he pintado y
que probablemente jamás pinte.
Canet.

miércoles, 27 de abril de 2016

Días tristes.

Recuerdo que éramos tan desgraciados 
que en la madriguera yo hacía de cebo. 
Completamente a solas en la habitación, 
lograba escuchar al otro lado del tabique 
como iban de aquí para allá, 
estremeciéndose y dando vueltas en la cocina.
-Vivimos días tristes-
me decía la abuela peinándome con su mano.
Pasó el tiempo y
mi padre se compró un abrigo de piel de rata que desempolvaba
hasta que las moléculas alumbraban el comedor.

Canet.

lunes, 25 de abril de 2016

¿Te das cuenta?

¿Te das cuenta?
nuestra casa está perfeccionada.
Siempre nos encontramos. Estamos.
Por la tarde nos colamos en la pupila del otro
y los indicios del sol le roban al horizonte y, 
en señal de cumplido,
esparce esquirlas doradas sobre nosotros.
Todo es nuestro.
Absolutamente todo.
El violeta del cielo y sus nubes:
los cuatro puntos cardinales de oriente a occidente,
el espejo del océano, la inmensidad de Río,
del universo su calibre y la manivela del planeta que pisamos.
¿Te das cuenta?

Canet.

miércoles, 20 de abril de 2016

Sin título 87


La claridad de la mañana escribe adagios 
sobre los tejados azafranados del barrio.
Como un aprendiz más, desde primera hora de la 
mañana me pongo a escribir las palabras de siempre, 
que corregirán como siempre las sombras del atardecer.
Me gusta que el suelo me indique la línea a seguir.
Que las ramas y sus habitantes alados
correteen sobre las ventanas.
Que el ocaso le agregue tonalidades púrpuras
con su paleta de matices.
Y disfruto revelando insólitos significados a las palabras que escribo en los tejados cada día con mi pincel.

Canet.

Un poeta incomprendido.

Silvia:
En su época Bukowski era etiquetado como un poeta incomprendido.
Así que abrió una nueva botella de vino y sin preocuparle mucho llegó a entender
que nadie puede ser comprendido por sus contemporáneos, es necesario que llegue la próxima generación.
Tarkovsky lo afirmó con menos sensibilidad: al igual que una película se construye en el estudio de rodaje,
la vida tan solo puede ser entendida después de la muerte.
Y en el caso de Bukowski es desoladamente indiscutible.
La muerte comenzó a hilar para los que aun vivimos la vida deshilvanada que siempre llevó.
Y a tejer una leyenda que no cesa de crecer.

Canet.

lunes, 18 de abril de 2016

Mapas.


Ardua tarea la de orientarse en la ciudad
de disparates que envuelve lo literario.
Escribo unas líneas en la libreta y sé perfectamente
que no hay nada ni nadie detrás, 
pero sin embargo,
la consistencia de un hábito las protege y les otorga significado.
Escribo en esta pantalla otras líneas que al momento fluyen por aquel enjambre llamado red
y estoy seguro que hay gente las lee,
pero sin embargo,
con qué abandono se quedan ahí, temblando.
Después salen en alguna revista y con dificultad alcanza a varias decenas de lectores.
Existen mapas para situarte,
pero a la vez es como si nada hubiese allá fuera.
Canet.

viernes, 8 de abril de 2016

Tan solo quedamos tú y yo

Hemos llegado a la vida con cierta demora.
Faulkner se marchó,
Márai se voló la tapa de los sesos,
no queda nadie para que nos guíe
por el meandro de la sabiduría. 

Ha empezado una guerra
en las tabernas;
y ya todos han decidido
que no les gusta Oscar Wilde
ni Ingmar Bergman;
reposan escondidas
las putas de Laurtrec;
Camus absurdamente ha estrellado
su coche
y ahora me ha dejado la novela incompleta.

Y no quiero hablar de los muertos
que continúan vivos en nuestras estanterías.

Tan solo quedamos tú y yo,
impulsándonos en los descosidos de Abril.

                                                                         Canet

jueves, 7 de abril de 2016

Las cosas por su nombre

Elimino la simbología y sus ceremonias
para llamar a las cosas por su nombre;
expulsada la poesía y las quimeras,
hablaré el idioma de los mortales.
Lo que galopa por mis venas no es un torrente:
le llaman sangre.
El pensamiento no es naufragio ni una embarcación.
Carne el corazón, tirita y late.
No existe en el destino la ejecutada
serie de circunstancias del azar:
a esto que me hiere le digo vida.
Algún día le dirán muerte.
Sólo un símbolo aún bendigo:
siempre diré,
que el amor,
es de una singularidad milagrosa.
Canet.

viernes, 1 de abril de 2016

Aguacero.


El aguacero dibuja caminos de agua en la acera, 
cauces ruidosos 
que dan volteretas ingenuas sobre las paredes, 
que reptan sobre las ventanas
 o que galopan hasta asfixiarse. 
Obsequia un lenguaje fértil escrito 
sobre los pétalos y las hojas, 
sobre la tierra, sobre los paraguas; 
en cualquier lugar su caligrafía reluciente
y acuosa testifica su avance.
Traduce armonías de delicada belleza,
el goteo de un canalón,
el quejido inquieto de un charco al ser pisoteado
o el canto de un arroyo orillado en la carretera.
Hay que estudiar a la lluvia con fervor de devoto.
En ella se logra pasar desapercibido.

Canet

Escribo por la mañana.

Escribo por la mañana.
La detallo para ti.
Los incendios de claridad que abandona el sol de marzo
sobre los cristales de la torre.
El aleteo de mis pájaros cuando el claxón de un coche los espanta, 
son tantos los que despavoridos se alejan de los ramajes
que parece que es el mismo árbol quien sale volando.
En una página de word
que cincelo con serenidad de escultor voy modelando la mañana.
Para que puedas verla cuando salgas por la tarde.
Aunque te quedes dormida,
para que la reconozcas cuando despiertes a mi lado.

Canet